Mercados Tradicionales han sido un bastión de resistencia para los pueblos originarios
El pasado 31 de Marzo del 2022, San Cristóbal de las Casas (SCLC) cumplió 494 años desde su fundación por el colonizador español Diego de Mazariegos. Esta fecha ha dividido a las dos poblaciones dominantes en la ciudad y que son étnicamente muy diferentes entre sí; la población indígena y la mestiza o auto denominada “Coleta”.
Esta última, son quienes celebraban el pasado colonial de su ciudad y su “herencia” española, de hecho el término “Coleto” hace referencia a la estética en el cabello de los colonizadores quienes llevaban una coleta tipo torero español y sus “descendientes” actuales lo utilizan para diferenciarse ante la población indígena, mayoritariamente Tsotsil y Tseltal.
“No hay nada que celebrar” es la frase que muchos Sancristobalenses de origen indígena replican en esta fecha. Y es justo en estas fechas que el gobierno municipal liderado por Mariano Díaz, uno de los Coletos más racistas y clasistas, conocido por declararse y organizarse en contra de la irrupción en SCLC del EZLN en 1994, quiere “Remodelar” el mercado José Castillo Tielman. Es importante recalcar que esta es su tercera vez en el cargo.
Mercado que representa el sustento de miles de familias en su mayoría indígenas que viven en San Cristóbal y de comunidades alrededor que vienen al mercado específicamente para vender sus productos. Pero esto no era así en un principio, este espacio fue apropiado poco a poco por dicha población. Principalmente debido a los movimientos migratorios y los desplazamientos forzados que sufrió una población importante de indígenas en los Altos de Chiapas, primordialmente del municipio Tsotsil de San Juan Chamula y otros municipios Tseltales cercanos a SCLC.
El maestro de origen Tseltal Domingo Sántiz asegura que esto comenzó desde que La iglesia evangelista llego a los altos de Chiapas y comenzó a convertir a los indígenas, esta religión les prohíbe realizar rituales o ceremonias de origen maya y esto resultó en una persecución de aquellos que abandonaron el catolicismo sincrético que existen en esta región.
En su caso, él tuvo que migrar con su familia a SCLC para poder terminar la primaria. Sus padres comerciaban sus productos agrícolas en el mercado anterior al Tielemans, que aún en la década de los 60s se encontraba en la plaza del Barrio de la Merced, él y su familia caminaban 17 horas para llegar a la ciudad colonial.
“Se tenían que cargar un montón de pierdas y contribuir algo para que pudieras ir a vender (…) En el mercado de la Merced no tenían ningún derecho el pueblo indígena, es lo que alcancé a ver, se ponían en las gradas apartados, pero no tenían entrada al mercado era solo para la sociedad coleta”. Explicó el profesor.
El racismo y la discriminación que la población originaria recibía eran muy obvias en varios aspectos. Los coletos marcaban los precios y los pagos a sus productos, siempre bajando el valor del producto a su conveniencia y humillándolos hasta en los aspectos más simples de la convivencia social en lo público.
“¡Salí de aquí vos indio, bajate la pata de mí banqueta! No lo veníamos como ofensa que nos maltrataran. Se sufría mucha discriminación por parte de la sociedad coleta”.
Los indígenas que comerciaban sus productos en SCLC y que también migrarían consecutivamente eran los provenientes de los pueblos más cercanos: Chamula, Tenejapa, Teopisca o Chenalhó.
A finales de los años 60s cuando el Mercado Tielemans abrió sus puertas, la abrumadora mayoría de los locatarios eran Coletos pero con el paso de los años el comercio informal constituido casi en su totalidad indígenas comenzó a ser mayoría en dicho mercado esta parte del centro se comenzó a notar una amplia presencia de los pueblos originarios.
Con la irrupción en 1994 del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), la población Tsotsil y Tseltal presente en San Cristóbal se empoderó en algunos aspectos, pero también la disputa de los espacios públicos en la ciudad se tornó, de nuevo, en una cuestión racial de disputa por dichos espacios. Uno de ellos, el más evidente por la necesidad de supervivencia de los pueblos originarios a través del comercio, fue el mercado Tielemans.
En la década de los 90s en Chiapas, los movimientos sociales indígenas, pero en especialmente el EZLN, fueron el blanco del gobierno federal. Situación que aún continúa pero en dicha década tuvieron lugar matanzas a poblaciones indígenas en rebeldía. Para los años 2000 la guerra de baja intensidad continuaba en las comunidades indígenas en todos los Altos de Chiapas, y en SCLC la discriminación a estos grupos continuaba, aunque esta vez de manera más institucional, dado que el levantamiento zapatista había puesto en el ojo público de México la situación que los pueblos originarios han vivido por años.
En 2010 el Mariano Díaz Ochoa gana la presidencia municipal de SCLC por segunda vez. El empresario de la construcción y su gobierno de derecha comienzan la construcción del Mercado de la Zona Norte, con el que pretenden reubicar a al menos 2800 comerciantes indígenas, con la intención demoler el antiguo mercado Tielmans para presuntamente vender esos terrenos a una compañía de supermercados de talla nacional.
Dicho intento de desplazamiento de comerciantes concluye en un rotundo fracaso para la administración de Marino Díaz, pues los locatarios se rehusaron al cambio, puesto que los sacaría del centro de la ciudad. Situación que concuerda con una especie de limpia étnica del primer cuadro de la ciudad, al que se pretende remodelar y modernizar por motivos de turismo e inversión.
En este episodio surgen varias organizaciones de comerciantes en su mayoría de origen indígena, una de ellas es la ALMETRACH (Asociación de Locatarios de Mercados Tradicionales de Chiapas) encabezado por el líder Narciso Ruiz, quien es el actual líder los “motonetos” (Grupo que hoy es utilizado por diferentes grupos políticos como el Partido Verde que está ligado al PRI y a Mariano Díaz y su sucesor Marco Cancino). Es importante recordar que Marino Díaz fue detenido por delito de peculado tras su administración como presidente municipal en el 2011.
Para el 2015, en la administración de Marco Cancino, se vuelve a intentar un nuevo proyecto para el Mercado Tielemans, pero no se concreta debido a la organización de los vendedores que se reúsan a ser reubicados del centro de la ciudad debido a la mala imagen que el mercado le da al turismo, que cada vez es mayor debido al auge de la región gracias al levantamiento indígena.
Dicho evento catapultó a la ciudad a nivel internacional y que de una u otra forma pasó a beneficiar a la sociedad Coleta, que aunque no concuerdan con los movimientos indígenas, se han aprovechado del “Zapaturismo”
Actualmente, SCLC se encuentra bajo el 3er mandato de Marino Díaz y casualmente un proyecto de remodelación del Mercado Tielemans vuelve a resurgir. Esta vez con presupuesto del Instituto para el Desarrollo Inmobiliario y de la Vivienda (INDIVI). Con la diferencia de que ahora, Marino Díaz y el líder de los motonetos Narciso Ruiz se unen para poder llevar esta obra acabo.
El profesor Domingo aseveró que este líder ya no tiene control sobre los locatarios del mercado debido a que sus nexos con el gobierno municipal son bien sabidos por las personas que alguna vez representó y defendió. Él asegura que mediante sobornos de dinero el gobierno municipal mestizo ha desvirtuado muchos ciertas causas en la resistencia de los pueblos y que por ello, además de la entrada de nuevos carteles del narco tráfico a la región, los locatarios del Mercado Tielemans, han decidido salir se de la ALMETRACH.
El pasado 22 de marzo, más de 1500 personas se manifestaron en SCLC para deslindarse de su antiguo líder Narciso Ruiz y gracias a esto el proyecto de la administración de Mariano Díaz, para “limpiar” el centro de vendedores ambulantes o informales (en su mayoría indígenas) no se ha licitado y siguen detenido hasta ahora.
Domingo Sántiz, dijo que de continuar el ayuntamiento de SCLC bajo administraciones mestizas que no son empáticas con la población indígena tendrán que intentar postular para las elecciones del 2024 aun presidente municipal indígena o al menos la conformación de un cabildo con la mitad de presencia indígena.
La resistencia de los pueblos originarios a través de la defensa de los Mercados en las ciudades coloniales de México son claro ejemplo de la actitud racista y clasista de nuestro sistema de gobierno, el cual poco a poco va desplazando de sus territorios a las poblaciones indígenas y en las ciudades son segregarlos en las periferias de las urbes donde sus problemas no afecten a las burbujas de privilegios de la sociedad mestiza acaudalada.
Lastimosamente, estas problemáticas y disputas del espacio público no han cambiado desde la llegada de los colonizadores sino que siguen pero con distintas diásporas que los convierten en fenómenos difíciles de llevar a la vista pública. Situación que atañe a cientos de poblaciones originarias que viven en pueblos coloniales o ciudades con una visión colonialista a lo largo y ancho de México.
Texto y Fotografía: Vaxa Kib