(Editor: Me complace ofrecer este espacio a mi amigo Tobin Owl. Técnicamente, se trata de un artículo de opinión, ya que Nevermore Media no se pronuncia sobre la existencia o inexistencia de los virus. En un momento dado intenté debatir con Margaret Anna Alice sobre esta cuestión, y perdí.
¿Por qué debería importarle a alguien lo que tengo que decir sobre microbiología? Personalmente, creo que la realidad es una ilusión, y que incluso nuestra sensación de quiénes somos es una ficción transitoria sostenida dentro de un fluido translingüístico cambiante poblado por billones de seres en una red infinitamente intrincada de energía sensible. Creo que cuanto más nos alejamos de la sensación de parentesco con esta fuerza universal, menos certeza tenemos de nada. Ésta es la perspectiva chamánica: la fe en la primacía de la experiencia directa. O, si lo prefieres, es la conciencia de la propia complicidad con la creación de la propia realidad, y la maleabilidad de la matriz energética en la que uno existe. Por lo tanto, lo considero todo un rumor hasta que lo confirmo con mis propios sentidos. Lo que me lleva a mi problema con la virología. Es inconfirmable por los sentidos. Es incompatible con una perspectiva chamánica. No se puede comprobar con el olfato. Se basa en la confianza en algún experto que afirma (o finge) tener algún tipo de conocimiento especializado inaccesible para la gente corriente. En otras palabras, podría ser mentira. Y lo que es peor, usurpa el papel del chamán.
Me resulta muy difícil creer en algo que no se puede ver con los ojos, ni tocar con las manos, ni oler con la nariz, ni oír con los oídos, ni saborear con la lengua, ni conocer con el corazón. Me parece divertidísimo que los ateos piensen que la gente que cree en Dios es tonta por creer en un ser invisible cuya existencia no se puede verificar empíricamente, y sin embargo no tienen ningún problema en creer en los virus. Sí, sí, entiendo que creas que su existencia ha sido demostrada por los científicos, pero ¿en qué se diferencia eso de creer que Dios existe porque lo dice un cura?
Dicho esto, creo que las enfermedades contagiosas definitivamente existen, y que debe haber algún tipo de mecanismo físico a través del cual se produce la infección. Es de sentido común. Pero hasta ahí estoy dispuesto a llegar.
No he tomado partido en este debate, y no me han convencido ni el Dr. Lanka ni el Proyecto Emmanuel, pero sin duda considero que merece la pena escuchar la perspectiva de Tobin. Como siempre, si crees que sabes más, no dudes en decirnos por qué estamos equivocados en los comentarios)
Este articulo está disponible en forma de folleto.
por Tobin Owl
Los sacerdotes de la virología, con sus vestimentas blancas sagradas o sus trajes espaciales, se agitan por los templos de un dios llamado “Ciencia” atendiendo a las libaciones en frascos de laboratorio y a las ofrendas en placas de Petri de tejidos de órganos procedentes de la carnicería de animales inocentes sacrificiales… A lo que añaden el dulce incienso de productos químicos industriales tan preferido por todos los dioses del panteón “postmitológico”: dioses y demagogos de la Medicina y las Finanzas, la Producción y la Política, la Seguridad y el Estado. Meticulosamente, los sacerdotes y sus acólitos investigadores registran sus observaciones y alimentan de datos a sus hambrientas máquinas analizadoras. Pero la pregunta sigue siendo: ¿Quién es ese Dios que aparentemente sirven llamado “Ciencia”?, ¿cómo se originó?, y ¿son sus sacerdotes virólogos fieles a su espíritu y a sus preceptos? ¿O se limitan, como tantos líderes religiosos de antaño, a repetir como loros los mantras ya gastados y a ensalzar los ideales altruistas de su religión sin intención ninguna de dejar que obstruyan los rituales y credos bien establecidos de su culto místico ni que pesen sobre sus conciencias?
Desde que hace tres años cuando el culto a la Virología irrumpió como protagonista y fuerza dominante que moldea nuestra sociedad, nuestras leyes, nuestros hábitos, nuestras formas de vida y nuestras psicologías internas e interpersonales, un número cada vez mayor de médicos, sanadores y personas insaciable e incorregiblemente curiosas como yo (y sí, ¡incluso científicos!) han empezado a escudriñar a gran detalle las alegaciones y metodologías de los sacerdotes virólogos, reavivando un movimiento altamente censurado que ha estado hirviendo bajo la superficie durante décadas.
Recientemente, me sorprendió descubrir que un tratado de 67 páginas por el doctor Mark Bailey titulado A Farewell to Virology – Expert Edition (Adiós a la Virología -edición experta), ha tenido más de 230.000 visitas. Y apenas se publicó hace unos meses, ¡en otoño de 2022! (Supongo que Bailey tiene motivos suficientes para centrarse en este tema, ya que la supuesta e interminable pandemia vírica ha convertido su Nueva Zelanda natal en un estado policial extremista durante los últimos tres años).
Bailey tiene demasiados títulos científicos para que yo pueda descifrarlos, y no puedo recomendar especialmente a este artículo suyo para personas que acaban de empezar a tratar de entender a la virología: los artículos de Stefan Lanka, o los vídeos de Sam Bailey o Andrew Kaufman son mucho más accesibles. Sin embargo, creo que merece la pena citar un par de pasajes de este artículo…
“Es difícil saber exactamente cómo llamar a la virología, pero no es ciencia. Los que la practican actualmente se dedican a alguna forma de especulación algorítmica o estadística añadida al razonamiento circular y al sesgo de confirmación, con una ausencia total de lo que debería ser el correspondiente proceso de refutación que se encuentra al corazón del método científico. Aunque el abandono del método científico puede pasar desapercibido o ser accidental para los participantes de nivel inferior, es casi seguro que existen motivaciones conspirativas en los niveles superiores de la jerarquía global…”
-A Farewell to Virology, p. 14
Más adelante, afirma:
“El autor ha escrito anteriormente en una posdata derivada del libro de A. F. Chalmers, ¿Qué es esto llamado ciencia?, que uno de los problemas fundamentales de la virología fue que se inventó a sí misma como campo antes de establecer si los virus existían realmente. Ha intentado justificarse a sí misma desde sus inicios:
‘En este caso, no se observó primero una partícula de virus y después se desarrollaron la teoría y la patología virales. Los científicos de mediados y finales del siglo XIX estaban preocupados por la identificación de entidades patógenas contagiosas imaginarias. Las observaciones del induccionista ingenuo no identificaban un virus a priori para luego dedicarse a estudiar sus propiedades y características. La presuposición existente en la época era que existía una partícula germen muy pequeña que podía explicar el contagio. Lo que vino después surgió para cumplir la premisa presuposicional.’
Dado que una teoría científica exige pruebas que se hayan comprobado y corroborado repetidamente de acuerdo con el método científico, está claro que los ‘virus’ nunca llegaron siquiera a la fase de teoría.
Según la ciencia, siguen siendo meras especulaciones”.
-A Farewell to Virología, p. 19-20
Un día del verano pasado, al oír a dos amigos hablar de los últimos rumores sobre “el virus”, afirmé sin rodeos: “Nunca se ha demostrado que los virus existan”.
“Ja, ja, ja”, soltó uno de ellos, quizá suponiendo que yo no sabía mucho sobre el tema. “Vale, pero los secuencian. Incluso han secuenciado todo el genoma humano”.
“No, no secuencian los ‘virus’,” le corregí enfáticamente, “¡secuencian sopa! El método que utilizan para secuenciar el genoma humano no es el mismo que la que utilizan para secuenciar los ‘virus’. Preparan una sopa a la que llaman ‘virus’ y es a esa que ‘secuencian'”.
“Eso es muy extraño”, dijo incrédulo.
“¡Muy extraño en verdad!” le contesté.
Utilizaba la palabra “secuencia” al repetir a mi amigo, pero en realidad la palabra en sí es engañosa, como tantas otras palabras mágicas al ser aplicado por los sacerdotes de la virología. Porque mientras que con los humanos, los animales o las bacterias se toman precauciones para asegurarse de que sólo se trata de aminoácidos derivados de un único organismo -o al menos eso se espera-, en virología no se toman tales precauciones.
Los virólogos crean un cultivo que contiene una miríada de proteínas de diversas fuentes: tejido renal de mono, suero de ternera bovina, muestras humanas no purificadas que contienen ARN y ADN humano y bacteriano en diversas fases de descomposición. A continuación, sifonan el líquido que se acumula en la parte superior al cabo de varios días (el sobrenadante). Si tenemos suerte, filtran las bacterias y utilizan la centrifugación en gradiente de densidad para obtener una banda de partículas de un peso específico. Pero, ¿dónde está el “virus” en este proceso y cómo se determina su carácter? Analizando esta sopa o filtrado para detectar minúsculos fragmentos de ADN o ARN, y dividiéndolos en trozos aún más cortos, sofisticados programas informáticos vuelven a ensamblar los códigos en una secuencia imaginaria (un modelo) utilizando una alineación in silico establecida para ajustarse a una plantilla preseleccionada[1] ¡Y zas! Ahí lo tienen: ¡un genoma vírico! Un montón de galimatías completamente inventadas sin paralelo alguno en la naturaleza.
¡Caramba!, me pregunto ¿por qué dicen que el genoma del SARS-CoV-2 se parece al genoma de un coronavirus de murciélago? Tal vez, sólo tal vez, utilizaron una plantilla ficticia de coronavirus de murciélago para modelar el genoma del “Nuevo Coronavirus”. ¿Podría ser? Tal vez lo combinaron con una plantilla ficticia de SARS-CoV-1 e posiblemente añadieron hasta una parte de la plantilla ficticia del VIH. ¿Explicaría eso por qué algunas personas han estado afirmando que la secuencia genética del SARS-CoV-2 “es prueba irrefutable que el virus fue creado por el hombre”?
¡Vaya! ¡Estaba en lo cierto! (Ummm… ¿menos la parte del VIH…?)
Está ahí mismo, en la página 30 de A Farewell to Virology, incluyendo los números de GenBank de las plantillas ficticias del virus del murciélago y del SARS-CoV-1 utilizadas por Fan Wu et al.[1], y mucho más. Eche un vistazo usted mismo. (Y si siente verdadera curiosidad de conocer todas las bobadas que se hacen en nombre de la virología, lea las páginas que siguen).
Muchos partidarios de la “ciencia” se opondrán a una caracterización tan escandalosa de una de sus veneradas profesiones. Cuestionar los principios y prácticas de la virología moderna es tan anatema para ellos como cuestionar la inspiración divina de cualquiera de los principios de la Iglesia y su jerarquía autoritaria para las personas religiosas de Fe. A tales personas les ofrezco mis más sinceras disculpas.
La verdad a menudo descoloca creencias y percepciones largamente valoradas; hace tambalear nuestra ingenua creencia en la buena voluntad de las instituciones y de la autoridad. Sin embargo, la ciencia, no existe como un método de erigir un edificio de dogma que no puede ser derribado, sino para derribar los dogmas sostenidos por la mera suposición y el atrincheramiento.
De la virología sólo puede decirse que es un engaño, generalmente involuntario de parte de muchos de los participantes, pero seguramente intencionado de parte de algunos; un hábil juego de manos impulsado por especuladores de beneficios y agendas globales al extremo… El tipo de ofuscación a través de terminología críptica característica de otras especialidades como el Derecho, que inhabilita a la gente común con sus pretensiones y jerga altisonantes… Una pseudociencia aberrante que ciega a sus discípulos más letrados.
[1] Este proceso, la alineación, forma parte de la Secuenciación de Nueva Generación y se realiza mediante programas informáticos como Trinity o MegaHit.
[2] Esto representó la creación del primer “genoma del virus” de Wuhan, que se utilizaría como plantilla ancestral para todos los supuestos genomas del SARS-CoV-2 que seguirían, incluidas las “variantes”.
Materiales Relacionados
Libros:
¿BÉCHAMP O PASTEUR? (Un Capítulo Perdido en la Historia de la Biología) – por Ethel Douglas Hume, 1923
Vacunas: Una reflexión crítica a partir de la Historia de la medicina y de los últimos descubrimientos en biología – Dr Enrique Costa Vercher y Jesús García Blanca
Artículos:
–Los virus causantes de enfermedades no existen dice biólogo Lanka – es vindicado en los altos tribunales de Alemania – Tobin Owl
¿Un pesticida responsable de la microcefalia? (en vez del alegado virus Zika) – Raphael Morán
–LA VERDAD SOBRE LA ENFERMEDAD DEL EBOLA – Será un show montado por motivos de lucro?
–La enfermedad de las vacas locas. La industria química juega sucio – Paul Kail (Original en inglés aquí)
–¡El virus HIV es una estafa! Las verdaderas causas del SIDA – BWN Patagonia
La Era de la Polio: Los pesticidas y la poliomielitis, una crítica de la literatura científica – Jim West
–Dr. STEFAN LANKA – EL ANTECEDENTE JUDICIAL QUE DEMUESTRA QUE EL VIH NO EXISTE – Todo Está Relacionado
Documentales/Entrevistas:
Alfredo Embid – El montaje del SIDA
Dr Enrique Costa Vercher – Las Vacunas No Sirven Para Nada
Folletos:
¿Califique la virología como ciencia?
La Trampa del SIDA (“The AIDS Trap”), disponible en 8 idiomas, incluso inglés y español. (Este panfleto requiere hoja tamaño oficio de Estados Unidos. De otro modo, requiere ajustes complicados a la impresión.)